Inspirado por el Mercado Central de San Jose, Costa Rica.
Fui a un lugar, o ¿era un sueño? El cartel de entrada decía "El Laberinto de Todo." Sentí curiosidad y entré, en cuanto más profundo caminaba más grande se hacia mi alrededor, y más pequeña me sentía; era una hormiga en el universo. El lugar estaba cubierto con árboles y de los árboles colgaba todo. Era diferente, nada parecido a lo que había visto antes. No miraba a nadie adentro, y en eso me di cuenta que los árboles tenían vida y daban todo lo que tenían en sus ramas. Los árboles podían hablar, ver, y moverse. Corrí a un espejo, ¡mi apariencia era como una niña de seis años! Me asuste pero tenia un misterio por descubrir. Al ver todo, me di cuenta que tenia que llevarme algo de aquel lugar ¿pero que?
Hice varias paradas antes de decidir. Lo primero que captó mi atención fue el árbol de confites, lleno de sabores y alegría. Todo lo que tenía que hacer para obtener uno era elegirlo, y el árbol lo deslizaba por el centro al entregarlo directamente en tu boca. Sin embargo, decidí no agarrar uno, porque no duran mucho y yo quería algo que durara para siempre, seguí buscando. Lo siguiente que vi fueron colores, era un arco iris moviéndose con el viento; dirigiéndose a un árbol, el más grande. De este colgaba un cartel que leia "Los colores de tu sentir." Era un árbol maravilloso en el cual había todo tipo de flores. Una cosa extraña, las flores eran blancas, le pregunté porqué eran así; el tomó una rosa y me dijo: "Me siento caliente, me siento vivo,” levantó su mano tocó el color amarillo y el rojo, y frotó la rosa. ¡Violá! se convirtió en una rosa de colores amarillo, rojo, y su contraste anaranjado. Estaba sorprendida, pero ¿quería yo llevar a casa una rosa? ¡No! Las flores eventualmente mueren, yo quería algo que duraría para siempre. Seguí, vi cosas extravagantes, tan loco, tan variado, tan nuevo que no podía mantener los ojos enfocados en un lugar. Mi mente se confundió y me sumergí en un vértigo de colores y sonidos; estaba abrumada, me faltaba el aire, tenia que salir.
Corro, salto, miro, ¿Dónde esta la salida? Mi corazón latía como un niño que pierde a su madre. Pánico, sudor, angustia y entonces vino a mi un cartel que leia "SALIDA." ¡Alivio, Gozo Paz! Me acerqué al árbol en el cual estaba el cartel y le dije: "Quiero salir", el respondió con una pregunta "¿Ha tomado algo de los otros árboles?" conteste con una voz tímida "No, pero lo estaba planeando, todo es fascinante." El dijo: "en este laberinto solo se puede obtener una cosa, y salir es una de las opciones.” Agradecida corrí hacia él para abrazarle, pero entre mas me acercaba más lejos de el estaba, y así regrese al mismo lugar donde comencé.
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